lunes, 24 de abril de 2017

"Los límites del mercado", de Karl Polanyi (2014, recopilación)

Resumen de "Los límites del mercado", de Karl Polanyi (2014, recopilación)

Resumen original y actualizado de:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2017/04/los-limites-del-mercado-de-karl-polanyi.html

Resumen de E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Sociología y Derecho

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Título: "Los límites del mercado"
Subtítulo: Reflexiones sobre economía, antropología y democracia,

Recopilación de textos de Polanyi de 1920 a 1964

Autor: Karl Polanyi

Editorial en español: Capitán Swing, 2014,

Páginas: 398

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Biografía del autor (hasta 1964)

Antropólogo austriaco de origen húngaro, destacó por sus teorías sobre la socialdemocracia, que le llevaron a abandonar primero Hungría y, más tarde Austria, durante el ascenso del nazismo. A partir de entonces, Polanyi pasó por Inglaterra y Canadá, donde se estableció para dar clases en Nueva York, ya que el gobierno americano se negó a otorgarle un visado a su mujer por su pasado comunista.

De entre su obra habría que destacar títulos como La gran transformación (1944), donde critica el liberalismo, así como Comercio y mercado en los imperios antiguos (1957), una obra fundamental en el campo de la historia económica. Polanyi es considerado uno de los intelectuales que más agudamente han analizado las relaciones entre sociedad, cultura y economía. Sus estudios críticos sobre la historia y la estructura del capitalismo, en abierto conflicto con la ideología del "laissez faire" de los liberales de su tiempo, pero también con el marxismo ortodoxo, están dotadas de una dimensión humanista y de una erudición excepcionales, y sobre todo están apoyadas sobre sólidas bases antropológicas y sociológicas.
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Texto de la contraportada

"Considerado uno de los máximos exponentes de la historia económica del siglo XX, y el pensador por excelencia de la "sociedad de mercado", Polanyi es sin duda una referencia imprescindible hoy en día en las ciencias sociales. Los textos recopilados en esta antología proporcionan una visión general del pensamiento de Polanyi y sus aportaciones esenciales en el campo de la antropología económica, el estudio comparativo de los sistemas económicos, y los sistemas políticos e ideológicos que lucharon durante el siglo XX (socialismo, comunismo, fascismo y nazismo). Estos ensayos, que parecían relegados a las polvorients bibliotecas universitarias, siguen siendo tan fundamentales como lo fueron en su momento.

Los límites del mercado se puede leer como una advertencia para nuestra época neoliberal, donde la lógica de la economía de mercado ha llegado a dominar todas las esferas de la actividad humana, y también como una guía profética para aquellos que aspiran a comprender las causas y los desafíos del presente: la distorsión democrática generada por una economía de mercado desrregulada, las consecuencias del capitalismo sobre el medio ambiente, la tendencia a la mercantilización del todo, y el papel de las autoridades públicas en el rescate del sistema económico".

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ÍNDICE

Introducción de César Rendueles

Karl Polanyi. Más allá de la mentalidad de mercado


Primera parte: El declive de la sociedad de mercado: crisis y contramovimientos

Nuevas consideraciones sobre nuestra teoría y nuestra práctica

El mecanismo de la crisis económica mundial

Economía y democracia

¿Qué estado trifuncional?

La esencia del fascismo

El cristianismo y la vida económica

Comunidad y sociedad. La crítica cristiana de nuestro orden social

El significado de la paz

El eclipse del pánico y las perspectivas del socialismo

La cultura en la Inglaterra democrática del futuro.

Segunda parte: Comercio y mercado en las economías antiguas

Intercambio sin mercado en tiempos de Hammurabi

Aristóteles descubre la economía

La economía como actividad institucionalizada

El feudalismo primitivo y el feudalismo en declive

Los puertos comerciales en las sociedades antiguas

La redistribución: la esfera del Estado en el Dahomey del siglo XVIII

Análisis comparativo de las instituciones económicas de la Antigüedad: Atenas, Micenas y alalakh

El "surtido" y la "onza comercial" en la trata de esclavos en África occidental


Tercera parte: Democracia, economía y desarrollo tecnológico

¿Capitalismo universal o planificación regional?

La muerte de la civilización del siglo XIX

La tendencia hacia una sociedad integrada

Nuestra obsoleta mentalidad de mercado

La historia económica y el problema de la libertad

Historia económica general

Libertad y técnica

La máquina y el descubrimiento de la sociedad

La libertad en una sociedad compleja

Aristóteles sobre la sociedad de la abundancia

Por un nuevo Occidente

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RESUMEN

Comentarios iniciales: Los fallos de mercado han sido estudiados recientemente, sobre todo después de la crisis. Los ensayos de Polanyi también abarcaron la discusión con Mises de que los precios aportan una información del mercado y las necesidades del consumidor de las que carece la economía planificada. [nota del lector: esto podría llevar a la siguiente disgresión: el propio funcionamiento de una empresa es una economía planificada, pero ¿qué pasaría si funcionase según las reglas del mercado?].

Antecedentes: "La gran transformación" (1946)
El libro recoge una recopilación de publicaciones del autor, teniendo en cuenta que su obra cumbre es "La Gran Transformación". Según cuenta Rendueles "En La gran transformación Polanyi plantea que la difusión del mercado condujo, paradójicamente, a niveles de poder gubernamental centralizado sin precedentes en la historia".  (Rendueles, Polanyi, 2014:21), "En La gran transformación intentó comprender tanto las causas profundas de la crisis económica y los enfrentamientos políticos como las respuestas a ellas. Es decir, no sólo el derrumbe del ideal del mercado libre generalizado, sino la apareción de distintas alternativas políticas, como el fascismo, el socialismo autoritario o las reorganizaciones del capitalismo europeas y norteamericanas". (Rendueles, Polanyi, 2014:11),
Rendueles añade que "La gran transformación" "es una historia social del desmoronamiento de los pilares ideológicos del liberalismo. El fundamento normativo de la doctrina liberal es la tesis de que la extensión de la lógica mercantil a distintos ámbitos de la vida social permite a las sociedades complejas eludir conflictos políticos que, de otro modo, resultarían desgarradores. El mercado proporciona una herramienta de coordinación espontánea que descarga  a las sociedades de masas de la obligación de alcanzar consensos acerca de sus ideales de vida buena. Si la educación se mercantiliza, no hace falta llegar a un acuerdo acerca del modelo educativo idóneo, cada cual eligirá el que prefiera y pueda pagar. El resultado ha sido una sociedad excepcional en la historia de la humanidad, que ha confiado a la competencia mercantil la organización de ámbitos de la vida común (especialmente el trabajo, la tierra y el dinero) que hasta entonces habían estado regulados por normativas conservadoras que garantizaran su estabilidad".  (Rendueles, Polanyi, 2014:11).

Añade Rendueles que en La gran transformación Polanyi analiza históricamente el modo en que este modelo social se impuso a través de un proceso convulso y muy violento para las clases populares. "En muy poco tiempo vieron como saltaban por los aires sus condiciones materiales de subsistencia que hasta entonces entreveraban su vida familiar y cultural. En cambio, para las élites del siglo XIX, fue un periodo inusitadamente próspero y tranquilo, apenas alterado por enfrentamientos y conflictos menores. Pero a principios del siglo XX esa paz secular se transformó en la mayor crisis de origen social que ha conocido la humanidad: una depresión económica mundial sin precedentes, conflictos políticos entre los estados nacionales, guerras atroces, enfrentamientos de clase... Por todo el mundo surgieron reacciones o "contramovimientos" a esta situación, entre ellas el nazismo y el socialismo democrático. (Rendueles, Polanyi, 2014:12).

"Para Polanyi, estas alternativas constituyen tentativas de retorno a una normalidad histórica en la que el mercado sólo puede desempeñar un papel subordinado. Creía que las características sociales de la especie humana eran incompatibles con ciertas formas extremas de institunacionalización de la economía, como el mercado libre generalizado. No todas las materializaciones de ese frenazo a la locomotora capitalista tienen por qué ser reaccionarias. El objetivo político de Polanyi era precisamente buscar un cóctel que combinara cierto conservadurismo antropológico con los ideales ilustrados de autonomía individual y emancipación política y la complejidad social y cultural características de la modernidad. [..] En esta obra muy innovadora, el objetivo de Polanyi es reconstruir el proceso histórico a través del cual la mercantilización ha llegado a establecer la agenda de nuestros desafíos políticos y morales más urgentes".  (Rendueles, Polanyi, 2014:12).


Resumen: Este libre recoge una antología de textos publicados por Polanyi, considerado como uno de los grandes pensadores económicos del siglo XX. El interés del resumen se centra sobre todo en su estudio del sistema de mercado. También tiene textos sobre la economía antigua.

En "La muerte de la civilización del siglo XIX", el autor estudia las causas del desplome de la sociedad liberal y democracia representativa del siglo XIX, que vivió un siglo de paz dedicado al comercio internacional y en el que trajo prosperidad general (según opina el autor). Pero el fin de las alianzas marcó el final del equilibrio de fuerzas. El colapso se hizo evidente en 1920-1930. Señala que la guerra de 1914-1918 seguía el patrón del siglo XIX con los ejércitos de grandes potencias enfrentados entre sí, separados del mundo civil. Incluso los políticos y los revolucionarios de aquellos años (incluido Lenin) seguían el mismo patrón. El autor señala que las causas del desplome eran invisibles durante la guerra hasta que se hizo evidente en los años 30 con las crisis. Los intentos de revitalizar el patrón oro fueron inútiles. Cree que esa fue la clave del desplome: el patrón oro ya no funcionaba. A partir de 1930 los Gobiernos comienzan a ensayar otro tipo de soluciones siendo general el hecho de que los Estados empezasen a intervenir en la economía: el New Deal americano, los planes quinquenales de la URSS, el socialismo militarizado alemán, la socialdemocracia sueca... El autor considera que, a mediados de los años 30, la sociedad liberal había dejado de existir. La causa profunda hay que buscarla en que el patrón oro dejó de ser operativo porque solo funcionaba en un mundo en paz, pero también influyó otro factor clave, la moneda y el tipo de cambio. "El patrón-oro se había convertido en la base de una economía mundial que abrazó los mercados de capital, los mercados de divisas y los mercados de mercancías a escala internacional", dice Polanyi (2014:316).
Polanyi añade que este mecanismo era invisible: "Este orden de cosas era más factual que legal: las personas que se beneficiaban de él apenas se daban cuenta de su existencia. En el campo político no había nada ni remotamente comparable a esta organización informal. [..] Como regla, una sociedad no es consciente de la verdadera naturaleza de las instituciones bajo las que vivía hasta que han muerto. [...] La organización efectiva del mundo era económica, no política. Fue la tensión económica la que causó las rivalidades imperiales y allanó el camino hacia la Gran Guerra" (Polanyi, 2014:317).

Todos los países estaban conectados y la crisis del Wall Street se transmitió hasta el último confín del planeta. "Algún otro desarrollo internacional ha ido dando, silenciosamente, forma al curso de la historia, hasta que al final de los años 20 se ha disparado el cambio creando una vasta transformación. Creemos que este amplio evento subyacente no era otro que la disolución del sistema internacional del que ha dependido inconscientemente nuestra generación para su vida y su crecimiento", dice el autor (Polanyi, 2014:315).

En el texto "La tendencia hacia una sociedad integrada", señala que la esfera económica y política estaban separadas (cañones y mantequilla, comida y seguridad). "Esta es la clave de su rápida caída. Una sociedad que contenga en su órbita una esfera autónoma autorregulada es una utopía", dice Polanyi (2014:319). Señala los mecanismos de mercado en los que el sistema de precios distribuye automáticamente los bienes producidos en estas condiciones. "Si uno concibe que cientos de miles de bienes elaborados son producidos por millones de personas y después distribuidos entre ellas mediante este mecanismo que regula cada detalle del proceso tecnológico, financiero y de consumo, entonces estará de acuerdo en que este es un logro de la mente humana que deja a las pirámides de Egipto como algo trivial" (Polanyi, 2014:320). Señala que esta receta liberal derivó en una progresiva dogmatización: Adam Smith, la escuela de Manchester, Cobden, Bright, parecen "oportunistas" al lado de Lionel Robbins y Ludwin von Mises.
Su crítica es la siguiente: "Si una economía de mercado puede funcionar, lo hará en la medida en que no se interfiera con los precios, ya sean los de las mercancías, las rentas, los salarios o el interés. Para un sistema autorregulado de precios sobre costes, nada puede ser producido a menos que exista un excedente. Si los precios de venta caen, los costes deben poder caer también. Esto es indepedendiente de la volición humana, los sentimientos y los ideales. La producción a pérdidas permanentes queda automáticamente excluida por las reglas del juego. Por eso debe haber en este sistema un libre mercado de todos los factores de producción, no sólo de las mercancías sino también de la tierra, el trabajo y el capital. A menos que el sistema de precios sea flexible y los precios se puedan mover libremente de acuerdo con la intercomunicación de los diversos mercados, el sistema dejará de estar autorregulado y el vasto mecanismo se desplomará, dejando a la humanidad en peligro de desempleo masivo, cese de la producción, pérdida de ingresos y del caos subsiguiente. Pero la proposición aparentemente simple de que todos los factores de producción deben estar en mercados libres implica en la práctica que toda la sociedad deba estar subordinada a las necesidades del sistema de mercado. Casi sin darnos cuenta, nace una comunidad humana basada en el supuesto de que la sociedad solo depende de bienes materiales para su existencia. Esta suposición es manifiestamente falsa. La seguridad de la vida es tan vital como la comida diaria. El "molino satánico" del mercado destruiría rápidamente a una sociedad que dejase que su tierra se atomizase o permaneciera sin utilizar, que permitiera a su fuerza de trabajo estar agotada por el cansancio u oxidarse; que permitiera a su sistema de crédito crear la inflación o estimular los negocios según el simple capricho de un mecanismo ciego alejado, por su propia naturaleza, de las necesidades de la comunidad. La naturaleza real de los peligros inseparables de la utopía de mercado se vuelve así aparente. Por el bien de la sociedad el mecanismo de mercado debe restringirse. Estamos atrapados en un dilema: continuar por la senda de una utopía destinada a la destrucción o detenerse en el camino y arriesgarnos a perturbar este sistema maravilloso pero extremadamente artificial" (Polanyi, 2014:320-322).

Señala que la integración de economía y política (el mercantilismo) creó tensiones del sistema social (interferencia entre industria y Estado; los capitanes de la industria menoscabaron la autoridad de las instituciones democráticas mientras que los parlamentos interferían en el funcionamiento del mercado. La solución fue una integración a través de la política: o democracia o autoritarismo). Señala que la única excepción es Estados Unidos, donde el capitalismo liberal sigue existiendo.

Y advierte: "Si una sociedad quiere existir permanentemente hay una serie de requerimientos que debe cumplir, tales como relaciones estables con nuestro entorno: la naturaleza, nuestros vecinos, nuestros oficios, las cualidades militares como la salud o la forma física, o una perspectiva de futura lo suficientemente estable como para poder desarrollar los fundamentos del carácter y la crianza de una nueva generación". (Polanyi, 2014:322)

Otro artículo clave es "Nuestra obsoleta mentalidad de mercado". El autor dice una premonitorias palabras: "Cómo organizar la vida humana en la sociedad de la máquina es una pregunta a la que volvemos a enfrentarnos. Por detrás del desgastado tejido del capitalismo competitivo se entrelaza el presagio de una civilización industrial, con su paralizante división del trabajo, la estandarización de la vida, la supremacía del mecanismo sobre el organismo, de la organización sobre la espontaneidad" (Polanyi, 2014:325)

Pasa luego a criticar las motivaciones "materiales" e "ideales" y que tanto el utilitarismo como el popular marxismo favorecieron esas visiones. "El nacimiento del laissez-faire provocó una conmoción en los puntos de vista del hombre civilizado sobre sí mismo, de cuyos efectos nunca se ha recuperado completamente. Solo de una manera muy gradual estamos dándonos cuenta de qué nos ha ocurrido recientemente, desde hace un siglo", dice Polanyi (2014,327). Añade que la economía liberal fue la primera reacción a la máquina: el trabajo y la tierra fueron convertidos en mercancías, lo que era una ficción y el hombre entregó su destino a un autómata que funciona según sus ritmos y sus leyes. La economía de mercado creó un nuevo tipo de sociedad: el sistema económico o productivo se confiaba aquí a un dispositivo autónomo. El control era por incentivos: hambre y ganancia, miedo a carecer de recursos vitales o expectativa de beneficio. "La conversión forzada a una actitud utilitarista deformó fatídicamente la comprensión de sí mismo del hombre occidental" (Polanyi, 2014: 329). Añade que el mundo de "motivaciones económicas" se basó en una falacia.









lunes, 17 de abril de 2017

"La psicología del dinero", de Claudia Hammond (2016)

Resumen de "La psicología del dinero", de Claudia Hammond (2016)

Resumen original y actualizado en el link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2017/04/la-psicologia-del-dinero-de-claudia.html

Autor del resumen: E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, dinero, psicología, Economía, psicología social

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Título: "La psicología del dinero"
Subtítulo: Por qué ejerce tal poder y cómo dominarlo

Título original en inglés: Mind over Money. The Psychology of Money and How to Use It Better.

Fecha de publicación en inglés: 2016

En español: Barcelona, 2016, Penguin Random House Grupo Editorial / Taurus

Número de páginas: 326

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Biografía de la autora Claudia Hammond (hasta el 2016)

Hammond es escritora y profesora de psicología, y ha presentado varios programas de psicología de la BBC. Da clases en la Universidad de Boston en su sede en Londres. Es autora del libro Emotional Rollercaster y ha recibido numerosos premios, entre otros el Public Understanding of Neuroscience Award de la British Neuroscience Association, el Public Engagement and Media Award de la British Psycological Society y el Mind's Making a Difference Award.

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Texto de la contraportada

"El disgusto de perder dinero es notablemente mayor que la alegría de ganarlo; cuando se trata de evitar que nos estafen, ser cascarrabias puede resultar muy útil; un dolor de cabeza se pasa antes con un analgésico "tranquilizadoramente caro" que con uno más barato de idéntica composición.

No pasa un día sin que el dinero tenga algún protagonismo en nuestra vida, pero no solemos detenernos a pensar en el modo en que este modifica y condiciona nuestras ideas, nuestro comportamiento y nuestra percepción de la realidad. Repleto de reveladores ejemplos, este libro ofrece las claves para evitar que el dinero controle nuestra mente.

Claudia Hammond, prestigiosa divulgadora científica, se apoya en las últimas investigaciones en psicología, neurociencia, biología y economía conductual con el fin de ofrecer una serie de fórmulas sencillas y eficaces que nos ayuden a usar mejor el dinero.

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ÍNDICE

1. De la cuna a la tumba
2. La faltriquera llena
3. Cuentas mentales
4. Tener y retener
5. El precio justo
6. 1/2 calderilla
7. ¿El dinero es lo que nos motiva?
8. Consejos para banqueros
9. Dinero, dinero, dinero
10. Pobreza del pensamiento
11. Dinero malo
12. Dinero  bueno
13. Para las vacas flacas
14. El placer para gastar
15. Algunos consejos

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RESUMEN

La autora comienza el libro con la imagen del grupo de música KLF que el 23 de agosto de 1994 quemaron un millón de libras "de verdad" en la isla de Jura, en Escocia. Echaban fajos a una hoguera durante una hora y grababan en vídeo cómo ardía el dinero como muestra de arte conceptual. Las imágenes suscitaron una gran repulsa: si ellos no querían ese dinero, podían haberlo donado a la caridad pero quemarlo era una especie de pecado porque todo el mundo se imaginaba al ver la hoguera en qué podría haber gastado el dinero. No era lo mismo despifarrarlo o quemar un yate o un coche que quemar el dinero por que sí. Los propios cantantes, en sucesivas entrevistas, fueron incoherentes con sus respuestas y acabaron confesando que todavía se preguntaban para qué lo habrían quemado si se ponían a pensar en cada billete de 50 euros.
En otro experimento con escáneres cerebrales, un vídeo mostraba el torso y las manos de una mujer que rompía billetes daneses de gran valor y otros falsos. La gente se sentía muy incómoda en el primer caso al ver un acto transgresor. Una de las áreas cerebrales que se activaban era la de las herramientas como cosa útil para hacer cosas.
En Australia incluso pueden meter a alguien en la cárcel si pintarrajea billetes.

La autora repasa a autores que estudiaron el dinero como Herman Neville, en su novela Taipi, de sociedades que no usaban dinero y de otros como Karl Polanyi que lo definieron como "un sistema semántico, ya que se puede pensar en él como se piensa en un idioma o en un sistema de pesos y medidas y en un medio más restringido como medio de pago, unidad de medida, mecanismo de acumulación y medio de intercambio". El psicólogo William James le llama "yo expandido" y el historiador Yuval Noah Harari como el "sistema de confianza mutua más universal y más eficaz que se ha concebido jamás".

Hammond sostiene que no siempre la gente responde a los incentivos para trabajar más.

En el capítulo 1, la autora señala que cuando comemos una chocolatina o recibimos dinero (o vales) se activa un mecanismo que libera "dopamina" y proporciona placer como recompensa inmediata. El dinero es una "herramienta" pero usarlo para bajar a la tienda y comprar una chocolatina no proporciona una gratificación instantánea. Otros expertos dicen que el dinero funciona como una droga o una herramienta. El dinero dado en mano sí genera alegría, la promesa de recibirlo, no. "El dinero afecta a nuestra actitud, a nuestros sentimientos y a nuestra conducta" (Hammond, 2016:20)

También señala que los niños aprenden de pequeños a atesorar el dinero, que para ellos no es bueno ni malo, y a ahorrar soñando con comprarse un laud caro, etc... Pero una vez adultos se dan cuenta de que no pueden despilfarrar ese dinero ahorrado en un objeto caro de lujo. En otro estudio, los niños tenían que organizar una producción artística y los psicólogos pronto descubrieron que los pequeños hablaban todo el rato de dinero: lo que iban a cobrar por entrada, la venta de DVD en tiendas...

También habla del ahorro, las donaciones y el juego.

En el caso del juego, hizo el seguimiento a un ejecutivo de venta de acciones inglés que se había convertido en un ludópata que apostaba miles de libras en plena madrugada en carreras de caballos. La autora sigue la pista a los jugadores y llega a la conclusión de que estos actúan por el afán de recompensa, de ganar algo, lo que sea. Muchas veces ni siquiera se gasta el dinero o salda sus deudas, sino que lo vuelve a despilfarrar en el juego. Un defecto del ludópata patológico es que no reconoce cuándo está perdiendo e insiste en seguir jugando porque cree que "está muy próximo del triunfo" pero no entiende lo obvio: si salen dos naranjas y una cereza en una máquina tragaperras no es "estar cerca de ganar" sino que es "perder". Lo mismo que si en la mesa de un casino sale negro no significa que luego vaya a salir rojo, porque se trata de sucesos independientes. Las curas pasan por aprender a "gastar" en cosas que le produzcan algún placer porque, al menos, no lo pierde todo en el juego.

Respecto a las donaciones, los distintos experimentos muestran que la gente es propensa a dar si le muestran un buen mensaje. Curiosamente, son más generosas las familias de países ricos que las que proceden de tierras muy pobres (en un estudio sobre quienes salvaron a judíos en la Segunda Guerra Mundial). Respecto a las oenegés, según la autora, se recauda más cuando se da un mensaje con fotos de niños feos que cuando salen guapos, porque estos mismos parecen valerse por sí mismos y da la impresión de que no necesitan tanta ayuda. También ocurre algo parecido cuando un millonario dona dinero porque la gente sospecha que se va a llevar una comisión o algún beneficio. Por su parte, las oenegés ganarían mucho más dinero si usan la palabra donar=amar antes que donar=ayudar. En cuanto al país que dona más dinero porcentualmente es Birmania, seguido de Thailandia (donde existe una gran tradición de donar a los budistas), Malta y Reino Unido.

En cuanto al ahorro, una de sus conclusiones es que parece que funciona mejor ahorrar en una cuenta única en contra de los consejos para diversificar las inversiones y disminuir el riesgo. La razón es que se puede gestionar una única cuenta que tres, y la diferencia puede ser del 6 % de beneficios.

La autora aporta en las últimas páginas del libro una treintena de consejos para llevar una economía sabia y saber ahorrar y que son producto de los estudios psicológicos relacionados con el dinero.


miércoles, 12 de abril de 2017

"El gran cambio disruptivo del siglo XXI" (Selección de reportajes)

"El gran cambio disruptivo del siglo XXI" 

(Selección de reportajes)


 https://eleconomistavago.files.wordpress.com/2017/04/impactosocial1.pdf
"El gran cambio disruptivo del siglo XXI"
Por E.V.Pita (2017)
Selección de reportajes


INTRODUCCIÓN

El nuevo cambio disruptivo del siglo XXI

En el siglo hubo tres grandes cambios sociales que transformaron por completo el mundo hasta hacerlo irreconocible: el triunfo del automóvil y la economía del petróleo, el éxodo del rural a la ciudad y la incorporación masiva de la mujer al trabajo. Estos tres cambios fueron suficientes para convertir una sociedad agraria y patriarcal en otra urbana e igualitaria. La transición duró medio siglo y aún no está completa.

Entrado el siglo XXI nos enfrentamos a otro cambio social que surge con el triunfo de Internet, la globalización y el progresivo reemplazo del petróleo por la electricidad. El principal afectado es el empleo, ya que los nuevos modelos de producción eliminan muchos puestos de trabajo que son automatizados, ya sea por los avances en las redes sociales como por la robotización. A ello se suman otros procesos, como el autopago y la conversión del cliente en “prosumidor” (productor-consumidor) en el que asume funciones como gestionar sus pagos y la cuenta bancaria, montar sus propios muebles, retocar sus fotos y otras funciones que antes las realizaba un profesionales. Esto desemboca en la llamada revolución “maker” en la que el propio ciudadano imprime los objetos que necesita en 3D en su casa sin necesidad de importarlos; el hogar se convierte en una fábrica-laboratorio y las oficinas en estudios de trabajos de proyectos y talleres de impresión de prototipos. Un mundo donde funciona Internet de las Cosas y las máquinas se comunican entre sí.

A todos estos avances se suman novedades como el coche autónomo, el “share-car” y surgen grandes plataformas como Arbrn o Uber para alquilar casas o coches en función de la demanda.

En esencia, la llamada Industria 4.0. parece ser una versión muy avanzada del capitalismo liberal. La revolución que está detrás es la reducción de costes y la autoproducción. El cambio social podría venir de la implantación de una renta básica universal como modo de paliar los efectos previstos en el mayor desempleo. Y la distopía viene de ver cómo el hogar se convierte en una fábrica en la que los asalariados trabajan en función de los proyectos que les encargan sus empresas en una sociedad menos globalizada pero más hiperconectada y, quizás, gobernada en un futuro por inteligencia artitificial.

La siguiente selección de reportajes muestra cómo se han ido concretando este cambio social.

E.V. Pita (2017)




ÍNDICE



Introducción

1. “Los mostradores desiertos” (2013)


2. "La Singularidad, el sueño de Silicon Valley" (2015)

3. “40 expertos en derecho tecnológico debaten sobre los contratos inteligentes” (2016)

4. “La fábrica inteligente ya está aquí” (2016)

5. "Expertos vigueses en ciberseguridad alertan a hogares e industrias de su vulnerabilidad" (2017)

6. “El movimiento «maker» irrumpe con fuerza en el centro de la ciudad” (2017)

7. “Bufetes de Vigo se especializarán en la defensa legal de robots” (2017)

8. “Vigo impulsa la mayor plataforma gallega de abogados digitales” (2017)

9. "Empresas de Vigo ensayan la revolución del «blockchain»: contratos sin intermediarios" (2017)

10. «Es urgente legislar sobre los coches autónomos porque son una realidad» (2017)

11. "Tres parados invierten 60.000 euros para abrir el primer FabLab de Vigo" (2017)

12. “Imprimen en 3D por mil euros el primer androide casero que habla gallego en Vigo” (2017)

13. "Vigo entra en una red mundial que conecta a 15.000 emprendedores" (2017)


E.V.Pita (2017)













lunes, 10 de abril de 2017

"Destrucción masiva. Geopolítica del hambre", de Jean Ziegler (2011)

Resumen del libro "Destrucción masiva. Geopolítica del hambre", de Jean Ziegler (2011)


El resumen original y actualizado está en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2017/04/destruccion-masiva-geopolitica-del.html

Resumen por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Sociología y Derecho

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Título: "Destrucción masiva"
Subtítulo: Geopolítica del hambre

Título original en francés: "Destruction massive" (Editions du Seuil, 2011)

Autor: Jean Ziegler

Edición en español: Ediciones Península, Grup Editorial 62, Barcelona, 2012,

Páginas: 333

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Biografía del autor Jean Ziegler (hasta el 2012)

Jean Ziegler (Suiza, 1934). Es uno de los analistas de política internacional más lucidos y comprometidos. Relator Especial de la ONU para el Derecho a la Alimentación entre los años 2001 y 2008, actualmente es miembro del Comité Consultivo del Consejo de Derechos del Hombre de la ONU y profesor emérito de sociología en la Universidad de Ginebra. Entre sus libros destacan: El hambre en el mundo (nueva edición, El Aleph, 2010), Los nuevos amos del mundo y aquellos que se les resisten (2004) y El imperio de la vergüenza (2006). Su último libro El odio a Occidente (Península, 2010), tuvo una excelente acogida entre los lectores.

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Texto de la contraportada

"El derecho humano a la alimentación, tal como se desprende del artículo 11 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, se define como sigue: "El derecho a la alimentación es el derecho a tener un acceso regular, permanente y libre, sea de un modo directo, o bien por medio de compras monetarias, a un alimento cualitativamente y cuantitativamente adecuado y suficiente, que se corresponda con las tradiciones culturales del pueblo de procedencia del consumidor, y que garantice una vida psíquica y física, individual y colectiva, libre de angustias, satisfactoria y digna".

"De todos los Derechos Humanos, el derecho a la alimentación es sin duda el más constantemente y más ampliamente violado en nuestro planeta".

"El hambre tiene un cierto parentesco con el crimen organizado".

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ÍNDICE

Primera Parte: La matanza

1. Geografía del hambre
2. El hambre invisible
3. Las crisis prolongadas
PS 1: El gueto de Gaza
PS 2: Los refugiados del hambre de Corea del Norte
4. Los niños de Crateús
5. Dios no es campesino
6. "Nadie pasa hambre en Suiza"
7. La tragedia del noma

Segunda parte: El despertar de las conciencias

1, El hambre como fatalidad
2. Josué de Castro, primera época
3. El "Plan Hambre" de Adolf Hitler
4. Una luz en la noche: las Naciones Unidas
5. Josué de Castro, segunda época

Tercera parte: Los enemigos del derecho a la alimentación

1. Los cruzados del neoliberalismo
2. Los jinetes del Apocalipsis
3. Cuando el librecambio mata
4. Savonarola a orillas del Lago Leman

Cuarta parte: La ruina del PMA y la impotencia de la FAO

1. El espanto del multimillonario
2. La gran victoria de los depredadores
3. La nueva selección
4. Jalil Jilani y sus hijos
5. La derrota de Diouf
PS: El asesinato de los niños iraquíes

Quinta parte: Los buitres del "oro verde"

1. La mentira
2. La obsesión de Barack Obama
3. La maldición de la caña de azúcar
PS: El infierno de Gujarat
4. Recolonización

Sexta parte: Los especuladores

1. Los "tiburones tigre"
2. Ginebra, capital mundial de los especuladores agroalimentarios
3. Robo de las tierras, resistencia de los condenados
4. La complicidad de los Estados occidentales

La esperanza
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RESUMEN

Comentarios iniciales: Quizás uno de los valores de este libro sea, además de concienciar del problema del hambre, recuperar la figura de Josué de Castro, un político brasileño que acuñó el concepto de Geopolítica del hambre en los años 40 y 50 concienció a la ONU de que había que hacer campañas contra el hambre.

La tesis del libro es que el número de personas subalimentadas que pasan hambre en el mundo asciende a mil millones. Los objetivos de los años 90 eran reducir la cifra a la mitad pero nada de eso ha ocurrido. En 1960-1971 había 900 millones de personas subalimentadas para una población de 3.660 millones, en 1995-1997 bajó a 800 para una población de casi 6.000 millones, en el 2005 estaban en 848 para 6.500 millones de habitante pero con la crisis del 2009 se disparó a más de mil millones de subalimentados para una población cercana a los 7.000 millones de personas. Como se puede ver: la población mundial también ha aumentado, por lo que el porcentaje de personas que pasan hambre se ha reducido de una de cada cinco en 1960 (20%) a una de cada siete en 2010 (14 %). Estas cifras han sido calculadas según las cifras de población mundial y subalimentados que aporta Ziegler. En todo caso, el autor recalca que en dos generaciones, de 1960 a 2010, se ha producido un "desastre mundial".

El autor resalta que las personas subalimentadas no solo reciben un aporte calórico y nutricional menor (lo aconsejable para un adulto son 2.000 calorías) sino que la desnutrición, sobre todo si es infantil, arrastra otros problemas como un crecimiento deficiente, tanto físico como mental, raquitismo, retraso escolar, enfermedades asociadas por la falta de vitaminas e incluso el "soma", una terrible enfermedad asociada a la desnutrición que deforma el rostro y que supone una vergüenza para la familia de la víctima y para los propios gobernantes del país donde suceden estos terribles casos.

Ziegler insiste en que no solo hay que computar las muertes por inanición

Ziegler distingue entre hambre estructural y hambre coyuntural (por una catástrofe, una plaga).

También hay distintos tipos de desnutridos: los pobres rurales (rural poor), los pobres urbanos (slums de Karachi, favelas de Brasil, smoky mountains de Manila).

Uno de los aspectos que destaca el autor es que Europa y Estados Unidos (en general Occidente) es una balsa de paz frente a la violencia que está azotando el resto del mundo (a lo que se suman grandes épocas de sequía).

Otro factor que se debe tener en cuenta es que el hambre también se puede usar por razones de geopolitica para debilitar a una población en concreto. Eso fue muy usado durante la Segunda Guerra Mundial, donde los campos de concentración rusos y alemanes permitieron la muerte por inanición de muchos prisioneros para reducir la población opositora o de segunda o tercera categoría (según la ideología racista de la época).

El autor hace un seguimiento a las relaciones entre la FAO (creada para combatir el hambre estructural) y la PMA (Plan Mundial de Alimentos), para combatir el hambre coyuntural por razones de urgencia. Según el autor, el PMA es el que es más efectivo. Reciben los excedentes de las cosechas de los países ricos, aunque estos han reducido sus donaciones porque parte de la cosecha se dedica a la producción de biocombustibles.

Especiales resultados obtiene el sistema indio PDS para reducir el hambre. Si en uno de los 6.000 distritos, un hindú se muere de hambre, el comité responsable del distrito es destituido fulminantemente. Hay almacenes con excedentes repartidos por las cuatro esquinas del país y se encargan de repartirlo a los más necesitados, pues hay listas de pobres en cada distrito.
Las críticas del autor van especialmente dirigidas a la OMC (Organización Mundial del Comercio) que impulsa el librecambio en el mundo y al FMI por imponer políticas de mercado libre mal entendidas y que generan situaciones crueles para los agricultores, a los que empobrece la eliminación de subvenciones.


Pone como ejemplo el país de Zambia o Ghana, a los que el FMI les obligó a suprimir ayudas y subvenciones a los pequeños agricultores, lo que derivó en graves hambrunas. El autor sostiene que el “libre mercado mata de hambre”. Los defensores de la FMI y el OMC alegan que gracias al librecambio y la eliminación de los aranceles los habitantes de los países pobres tendrán acceso a alimentos más baratos procedentes de otros lugares (casualmente, Europa o EEUU). Aunque los precios son hasta tres veces más baratos que la producción local, eso no acaba con el hambre porque lo que hace es equiparar la misera en el campo con la urbana y empobrecer al campesino que acaba por emigrar a las ciudades, porque ya no puede colocar sus productos porque no son competitivos y produce menos cantidad de alimentos. La OMC alega que esta medida a la larga beneficia a todo el país pero según el autor las muertes por hambre se disparan cuando se retiran las subvenciones al campo y se obliga a que los campesinos adquieran piensos, abonos y fertilizantes. Lo que han denunciado varios autores (Stiglitz) es que mientras a los países pobres se les obliga a liberalizar su economía, los países ricos siguen subvencionando a sus agricultores y ayudando a las exportaciones, lo que es competir con ventaja. Los afectados acusan a la OMC de “ser un club de ricos” que no se prestan a ayudar a los más pobres para acabar con el hambre.

lunes, 3 de abril de 2017

“Solo en la bolera”, de Robert D. Putnam (2000)

“Solo en la bolera”, de Robert D. Putnam (2000)


Resumen original y actualizado en:


Autor del resumen: E. V. Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, vida comunitaria, civismo, cambio social, capital social
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Título: “Solo en la bolera”
Subtítulo: Colapso y resurgimiento de la comunidad norteamericana

Título original: The Collapse and Revival of America Community

Fecha de publicación en inglés: 2000
Edición en español: Galaxia Gutemberg, Círculo de Lectores. Grupo Editorial Plaza & Janes, Barcelona, 2002

Páginas: 780

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Biografia del autor Robert D. Putnam (hasta 2002)

Robert D. Putnam ha sido presidente del Departamiento de Gobierno de la Universidad de Harvard, director del Centro de Asuntos Internacionales y decano de la John F. Kennedy School of Government. En el 2002 era profesor de la cátedra de Administración Pública “Peter and Isabel Malkin” en la Universidad de Harvard y dirige el Seminario Saguaro, que reúne a renombrados teóricos y profesionales con la finalidad de desarrollar conceptos para el fortalecimiento de los vínculos sociales entre los ciudadanos de las democracias occidentales.
Es autor y coautor de una decena de libros y de más de 30 artículos académicos publicados en diez lenguas, entre los que cabe destacar Beliefs of Politicians (1973), Comparative Study of Political Elites (1976), Bureaucrats and Politicians in Western Democracies (1981) y Disaffected Democracies: What´s Troubling the Trilateral Countries? (2000). El profesor Putnam estudió en el Swathmore College, el Balliol College of Oxford y la Universidad de Yale y es doctor honoris causa por las universidades de Swarthmore y Estocolmo. Ha enseñado en la universidad de Michigan y ha sido miembro del equipo del Consejo Nacional de Seguridad de los Estados Unidos. En el año 2000 publicó Solo en la bolera. Colapso y resurgimiento de la comunidad norteamericana, obra en la que expone las causas y efectos de la pérdida de los vínculos sociales entre los ciudadanos de los Estados Unidos. Este análisis realizado a partir de 500.000 entrevistas y estadísticas que recogen en detalle el comportamiento de los norteamericanos a lo largo de un cuarto de siglo fue celebrado como un hito dentro de los estudios sociológicos. A la luz de su enorme impacto, Robert D. Putnam fue invitado por la Fundación Bertelsmann para coordinar el trabajo de un equipo internacional que investigaría el estado y solidez de los vínculos sociales en Estados Unidos, Suecia, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Australia, Japón y España, donde el análisis estuvo a cargo del renombrado profesor de sociología Víctor Pérez-Díaz. Este estudio dio origen al volumen El declive del capital social. La política cultural como condición para la democracia (Galaxia Gutenberg, 2002).

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Texto de la contraportada

Solo en la bolera constituye un estudio revolucionario sobre los cambios que la sociedad norteamericana ha experimentado en los últimos 25 años. Robert D. Putnam, el célebre sociólogo y politólogo, desvela en esta obra cómo los ciudadanos de EE.UU. viven cada día más alejados de sus familias, amigos, vecinos y de las instituciones sociales, ya sean iglesias, clubes o partidos políticos. Para describir este preocupante fenómeno de aislamiento y de pérdida de cohesión social, Putnam recurre a la metáfora del popular juego de bolos, que se está convirtiendo en una actividad solitaria en lugar de un disfrute compartido.
El provocador ensayo de Putnam demuestra que la pérdida de capital social – es decir, los vínculos entre los ciudadanos y las normas de reciprocidad y confianza derivadas de ellos- es también la pérdida del factor más potente de satisfacción social y personal. Con ello está en juego, dice Putnam, la economía, la democracia y hasta la salud y la felicidad de los norteamericanos. Un análisis y una advertencia ya ineludibles en el estudio de otras sociedades de alta tecnología.

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ÍNDICE

Parte 1 : Introducción

Capítulo 1: Reflexiones sobre el cambio social en Estados Unidos

Parte 2: Tendencias en el compromiso cívico y en el capital social

Capítulo 2: Participación política

Capítulo 3: Participación cívica

Capítulo 4: Participación religiosa

Capítulo 5: Vínculos en el lugar de trabajo

Capítulo 6: Vínculos sociales informales

Capítulo 7: Altruísmo, voluntariado y filantropía

Capítulo 8: Reciprocidad, honradez y confianza

Capítulo 9: ¿Contra la corriente? Grupos pequeños, movimientos sociales y la red


Parte 3: ¿Por qué?

Capítulo 10: Introducción

Capítulo 11: Presiones de tiempo y dinero

Capítulo 12: Movilidad y dispersión urbana

Capítulo 13: Tecnología y medios de comunicación

Capítulo 14: De generación en generación

Capítulo 15: ¿Quién fue el asesino del compromiso cívico? Resumen


Parte 4: Bien, ¿y qué?

Capítulo 16: Introducción

Capítulo 17: Educación y bienestar infantil

Capítulo 18: Barrios seguros y productivos

Capítulo 19: Prosperidad económica

Capítulo 20: Salud y felicidad

Capítulo 21: Democracia

Capítulo 22: El lado oscuro del capital social


Parte V: ¿Qué hacer?

Capítulo 23: Lecciones de historia: la edad dorada y la era progresista

Capítulo 24: Un programa para capitalistas sociales

Apéndices: Cuantificación del cambio social, auge y caída de las asociaciones cívicas y profesionales

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RESUMEN

Comentarios iniciales: Este libro es citado frecuentemente por los autores que estudian la caída de la participación ciudadana en la política. El libro fue escrito en el 2000, antes de la irrupción de las redes sociales como Facebook o Twitter o la economía colaborativa. Por tanto, la pregunta que hay que hacerse es si el diagnóstico estaba equivocado e Internet supuso un resurgir de la vida comunitaria o si eso tal resurgir es tan falso como un “amigo” de Facebook.

Resumen: La tesis del autor es que durante los dos primeros tercios del siglo XX una marea poderosa empujó a los norteamericanos a comprometerse cada vez más hondamente en la vida de sus comunidades, pero desde hace unas pocas décadas esa marea se invirtió de manera callada e inadvertida, y fuimos arrastrados por una resaca traicionera. “Durante el último tercio del siglo hemos sido separados unos de otros y de nuestras comunidades sin que nos percatáramos en un primer momento” (Putnam, 2002: 27). Entre las posibles explicaciones está el exceso de trabajo, la expansión suburbana, el estado de bienestar, la revolución feminista, el racismo, la televisión, el aumento de la movilidad, el incremento de divorcios. Algunos factores no tuvieron importancia en el desgaste del capital social. Señala que las escuelas no funcionan tan bien cuando se aflojan los lazos de la comunidad y que la economía o la felicidad dependen de unas reservas adecuadas de capital social. Cree que la solución para invertir un proceso de descomposición cívica hay que buscarla en la terapia aplicada hace un siglo en EE.UU.

En el capítulo “¿Quién fue el asesino del compromiso cívico?” ve pruebas a favor y en contra de las causas de esa desmotivación cívica. Dice que coincidió con la ruptura de la unidad familiar tradicional: madre, padre e hijos (hay más divorcios, familias monoparentales, hogares unipersonales). Señala que las familias tienden a ir a la iglesia y a actividades relacionadas con la juventud (asociaciones de padres, boy scouts) o asistan a reuniones públicas sobre asuntos municipales o escolares. Hay mayor probabilidad de participar en el voluntariado. Pero los matrimonios también son más hogareños y menos dados a visitar clubes.
Lo paradójico es que ahora, al haber más solteros, deberían haber más actividades sociales públicas. Concluye que la unidad familiar tradicional está en decadencia (mucho), al igual que el compromiso religioso (poco) y probablemente existe algún vínculo entre ambos fenómenos. Pero en todo caso, no explica por qué ese mayor tiempo libre de los divorciados no se empleó en una mayor implicación social y comunitaria (partidos, organizaciones laicas, tiempo para vecinos).

Otra cuestión que analiza es la raza. En Estados Unidos, tras la victoria de los derechos civiles, sospecha que el fin de la segregación legal en la vida cívica provocó una “desbandada de los blancos” en las asociaciones comunitarias. Cree que el desgaste del capital social ha afectado a todas las razas y todos han abandonado con la misma rapidez las asociaciones. Tampoco se ve que las generaciones más intolerantes y segregacionistas hayan abandonado las entidades cívicas antes.

Otra tesis atribuye el descenso de la vinculación social a la excesiva dimensión del gobierno y el crecimiento del Estado de bienestar. Dice que es posible que las demoliciones de los viejos barrios hayan eliminado el capital social que había allí así como que ciertos gastos sociales y medidas fiscales hayan desincentivado las actividades filantrópicas de mentalidad cívica. Y estas medidas gubernamentales no explican porqué hay un declive de la liga de bolos, cenas en familia y clubes literarios. Tampoco parece que los individuos que estén en estados que gastan mucho estén menos comprometidos que los residentes en estados ahorradores.

El siguiente sospechoso es el capitalismo y el libre mercado, pues ya los economistas advirtieron que el capitalismo acabaría minando las premisas de su propio éxito al deteriorar los vínculos interpersonales y la confianza social, que había creado una “sociedad fría” sin calidez interpersonal que la amistad requiere. Lo duda pero el autor ve que la nacionalización y globalización de las estructuras económicas ha llevado a la sustitución de bancos, comercios y otras empresas de carácter local por enormes imperios multinacionales “a menudo supone un declive del compromiso cívico por parte de los directivos” (Putnam, 2002:381). “A medida que Wal-Mart sustituye al colmado de la esquina y los empresarios locales son relevados por mercados impersonales, se van atrofiando los incentivos para que las élites del mundo de los negocios participen en la vida comunitaria”. Hay casos de que la “deslocalización empresarial” a finales del siglo XX tendió a desmantelar las iniciativas cívicas en Atlanta, por ejemplo. Así, en Boston, se deshacía una famosa cofradía local de hombres de negocios. Pero el autor considera que esto no explica por qué la deslocalización empresarial iba a afectar a nuestra disposición a asistir a un acto social de la iglesia, jugar a las cartas con los amigos o votar en las elecciones presidenciales.

Respecto a los factores que han contribuido al declive del compromiso cívico y el capital social están:

  • Las presiones de tiempo y dinero (con familias donde trabajan dos cónyuges), lo que hace que disminuya el compromiso social y comunitario. Calcula algo menos del 10 % del declive.
  • La suburbanización (ciudades satélite en la periferia): los desplazamientos para ir y venir del trabajo explicarían otro 10 % del problema.

  • El entretenimiento electrónico (sobre todo la televisión): Ha sido un factor sustancial en la privatización de nuestro tiempo libre. Sería el responsable del 25 % del declive.

  • El cambio generacional (la sustitución lenta y constante de una generación cívica por otra de hijos y nietos menos comprometidos) es un factor poderoso. Sería un 50 % del declive.

  • El autor añade un quinto punto que es la “generación de la tele”: Ve que la coincidencia entre el cambio generacional y los efectos de la televisión a largo plazo complican ligeramente la explicación del cambio porque la generación cívica que ve mucha televisión reduce sus compromisos.
Concluye que el trabajo, la expansión urbana, la televisión y el cambio generacional son partes sustanciales de esta historia.

A medida que avanza en su libro, señala que el hecho de trabajar a tiempo parcial permite a las personas estar en contacto con redes sociales más amplias. El autor dice que “necesitamos premiar a las empresas que muestren una actitud responsable hacia los compromisos familiares y comunitarios de sus empleados y cómo estimular a otros empresarios a seguir su ejemplo”.

Propone el reto de que las personas estén menos tiempo sentadas ante el televisor y más haciendo actividades comunitarias. Por otra parte, señala que Internet ofrece ciertas formas de deliberación democrática y creación de comunidad, lo que ayudaría a fortalecer y no sustituir los lazos directos con sus vecinos (Internet como refuerzo y no suplantación de las redes sociales locales y hechas cara a cara).

También pide a los políticos que animen a sus ciudadanos a participar en la vida pública de sus comunidades, presentándose a cargos, haciendo campaña, trabajando en comités y votando. Dice que las campañas electorales (sobre todo la reforma de la financiación) debería dirigirse a aumentar la importancia del capital social y a disminuir la del capital económico en las elecciones federales, estatales y locales.

Otra idea es que los informes gubernamentales incluyan informes sobre el “impacto del capital social” en unos programas nuevos para llamar la atención sobre sus consecuencias (por ejemplo, al levantar una autopista que dividió un barrio se acabaron con las redes sociales que había).

Propone la reforma de las instituciones cívicas, tanto públicas como privadas, porque están anticuadas después de un siglo de la creación de la mayoría de ellas. Necesitan ser reformadas para invitar a una mayor participación. Esa reforma solo funcionará cuando los lectores se animen a reanudar el contacto con nuestros amigos y vecinos y multiplicar las comidas campestres.

Un reto para los padres y educadores y a los jóvenes es aumentar la participación electoral pero también la asistencia a deportes o coros, altruismo organizado o movimientos sociales de base. Una idea es lecciones cívicas en las escuelas o el aprendizaje de prestación de servicios voluntarios porque aumenta la autoestima, la responsabilidad social, la eficacia ciudadana, las habilidades de cooperación, el liderazgo, mejoran el conocimiento y reducen el racismo. Trabajar como mentor para otra miembros de otra generación (crear páginas web, aprender escritura narrativa) sirve para fines cívicos, lo mismo que participar en actividades extracurriculares (grupos musicales, atletismo, clubes de servicios). Pero incluso hay menos fondos para estas actividades. En las escuelas pequeñas hay más actividades extracurriculares que en las grandes, por lo que propone “desconcentrar” los megacolegios y crear colegios menores. Propone dar premios a los miembros de la Generación X que aporten las mejores ideas.

La entrada de la mujer en el trabajo es otro reto porque obliga a todas las instituciones a hacer el mayor cambio desde hace un siglo. Propone que las empresas tengan lugares más favorables para la familia y más acordes con la comunidad (prácticas que ayudarían a retener mano de obra leal y de alta calidad en tiempos de pleno empleo). La flexibilidad laboral ha tenido un crecimiento importante. Pero el hecho de que haya prácticas laborales que inhiben la participación en la comunidad y la vinculación con la familia generan una “externalidad negativa” que impone a la sociedad un coste sin contrapartida.

Aporta un dato importante y es que muchas de las asociaciones creadas hace un siglo (entre 1880 y 1910) fueron creadas por progresistas de clase media aunque añade que lo hacían para controlar a los inmigrantes de clase obrera más toscos (dice el autor :541) pero que tenían un aspecto benéfico porque reducían las desigualdades sociales. Era una especie de “Gran Hermano” que ilustra los riesgos del comunitarismo extremo. Esas sociedades son las que se descomponen ahora.

El autor añade: “Necesitamos desesperadamente una era de inventiva cívica para crear un conjunto renovado de instituciones y canales que revigoricen una vida cívica que se acomode a nuestra propia existencia. El reto que ahora se nos plantea es el de volver a inventar en el siglo XXI el equivalente de los boyscouts, los centros de asentamiento, los terrenos de juego” (Putnam, 2002:543). Dice que la disposición a experimentar y errar es el precio del éxito de la reforma social.

Putnam comienza su libro con la enumeración de numerosos casos por todos los Estados Unidos en los que las asociaciones comunitarias han perdido afiliados y los que quedan tienen 70 y 80 años sin esperanza de renovar sus filas. Aquí se incluyen bandas de música de instituto, clubs de bridge, asociaciones en defensa de los derechos civiles, veteranos, ligas de caridad, antiguas alumnas que promueven becas pero también iglesias y sinagogas. Todas ellas han experimentado un retroceso en sus comunidades, que llevaban 50 o más años funcionando. En los años 50 y 60, se daba por hecho una sobreabundancia de ocio y la participación electoral crecía cada vez más. A pesar de los problemas raciales, el sexismo, la contaminación y la pobreza rural, había participación en los asuntos de la comunidad, el sentimiento de identidad y de reciprocidad compartida. El “baby boom” parecía prometer nuevas afiliaciones hasta los años 80.

Putnam señala que la idea central de la teoría del capital social es que las redes sociales poseen un valor. El capital social guarda relación con los vínculos entre individuos -las redes sociales y las normas de reciprocidad y confianza derivada de ellas. Cita las descripciones que hicieron del “capital social” autores como el inspector de las escuelas rurales L.J. Hanifan, la urbanista Jane Jacobs para elogiar la vida vecinal en las metrópolis modernas, en 1970, por el economista Glenn Loury para analizar el legado social de la esclavitud y en 1980 por el teórico social francés Pierre Bourdieu y el economista alemán Ekkehart Schlicht para subrayar los recursos sociales y económicos encarnados en las redes sociales. Por su parte, el sociólogo James S. Coleman introdujo la expresión en los años 80 para poner de relieve el contexto social de la educación.

El autor explica que el capital social tiene una faceta individual y otra colectiva, un rostro privado y otro público. Los individuos forman vínculos que benefician sus intereses, por ejemplo, para encontrar empleo, buscar ayuda, camaradería o un hombro sobre el que llorar. Las redes sociales tienen externalidades de forma que un individuo que viva en un barrio con arraigo comunitario se beneficiará.
El autor considera que los vínculos sociales conllevan “normas de conducta”, obligaciones mutuas, y hay reciprocidad específica (yo hago esto por ti si haces esto por mi) y la generalizada (yo hago esto por ti sin esperar nada en concreto). Una sociedad caracterizada por la reprocidad generalizada es más eficiente que otra desconfiada. Según Hanifan y sus sucesores, “las redes sociales y las normas de reciprocidad pueden facilitar la cooperación en beneficio mutuo”. Pero advierte que el capital social también puede dirigirse hacia objetivos malintencionados y antisociales (Putnam, 2000:19). Se pregunta cómo se pueden maximizar los efectos beneficiosos del capital social (apoyo mutuo, cooperación, confianza institucional, eficacia) y minimizar los perjudiciales (sectarismo, etnocentrismo, corrupción).

Señala que hay un capital social que tiende puentes (inclusivo: movimiento por los derechos civiles, grupos juveniles de servicio, organizaciones religiosas ecuménicas; es crucial para salir adelante; genera identidades y reciprocidad más amplia; proporciona un superlubricante) y el vinculante (exclusivo: fraternidades étnicas, clubs de lectura femeninos parroquiales o clubs de campo para ricos; es crucial para salir del paso; reafirma nuestro yo más estrecho; es un superadhesivo sociológico; genera antagonismo hacia el exterior).

El autor señala que los mitos nacionales de EE.UU. exageran el papel del héroe individual y rebajan importancia al esfuerzo colectivo.

Señala que al finalizar el siglo XX “los norteamericanos corrientes compartían ese sentimiento de malestar cívico”. Las perspectivas económicas eran buenas pero “no estábamos igualmente convencidos de hallarnos moral o culturalmente en la vía correcta”. Veían una desintegración de la comunidad. Pero el autor resalta que a lo largo del último siglo hubo “altibajos” al percibir el debilitamiento de los lazos comunitarios. Pero cree que entrado el siglo XXI, las cosas sí han cambiado y que nuestra sociedad es distinta a la de nuestros padres. No hay más que hacer un recuento de las reuniones de los clubes, el conocimiento de los vecinos, las partidas de póquer de los amigos, etc... Se pregunta si la Generación X está menos comprometida.

El autor busca pruebas del cambio social en los clubs y asociaciones, la política, lazos informales como las partidas de cartas y campeonatos de bolos, comidas campestres, fiestas, actividades filantrópicas, voluntariado, y tres ejemplos “que parecen contradecir la decadencia de la vinculación”: grupos pequeños, movimientos sociales e Intenet (Putnam, 2002:27).